Llegó una nueva clase y con
ello un nuevo tema: Drama. Se dividió en tres el curso, siendo los actores de
esta clase el grupo uno.
Debían traer diario, el cual pusieron al centro de la sala y formaron un
círculo. El profesor Felix les dijo que debían pensar en una persona que haya influido
mucho en su vida y hacer con el diario algún objeto que represente a ese tan
importante sujeto. Mientras ellos construían sus obras, nosotros les sacábamos
fotos y esperábamos ansiosos para ver qué fue lo que realizaron. Yo me puse en
su situación y traté de pensar a quién representaría yo, lo cual me fue muy
difícil. Admiro la capacidad que tuvieron mis compañeros para poder pensar en alguien y construir su objeto tan velozmente.
Cuando llegó el momento en
que todos habían terminado, cerraron las cortinas, la puerta, apagaron las
luces y nos dijeron que este sería un momento personal que debía ser privado,
por lo que no podríamos sacar fotos de esa parte de la clase. Surgió una gran
expectación, todos acatamos y nos quedamos en silencio, formando un círculo
alrededor de los que estaban al centro con los diarios.
Algunos de los objetos
fueron: unos grandes lentes, un ramo de flores, una cinta para el cabello,
corona, biblia, un corazón enorme, una delicada taza de mate, etc. Son algunas
de las creaciones que fueron capaces de realizar cortando diario con las manos
y uniéndolo con scotch.
Lo que sigue, es totalmente una experiencia para recordar. Cada uno de ellos debía ir pasando de a uno, contando a quién y cómo representó y por qué lo escogió.
A medida que fue saliendo
uno tras otro, surgió una explosión de emociones que eran casi inevitables de
controlar, historias que se escondían atrás de cada una de las caras que vemos a
diario, sentimientos que entre todos compartimos al unísono. Estallos de risas, penas, confusiones,
comprensión, empatía y más de alguna cara que expresaba desde el mayor
sentimiento de compatibilidad hasta algunas con desinterés. En esta clase
hubo un complot de emociones que
aparecieron todas al mismo tiempo.
Camufladamente en esta actividad
practicamos nuestra capacidad de escuchar, mantener el silencio y sobretodo conservar
un respeto tan grande, que nuestros compañeros fueran capaces de expresar todo
lo que sentían. Todas estas son características que un terapeuta ocupacional debe
tener más que adquiridas y comprendidas para formar un lazo especial con el usuario.
Al terminar esta clase, es
cuando te das cuenta que las cosas pasan y los recuerdos siempre quedan en
nuestras mentes, lo cual es una oportunidad maravillosa para nunca olvidar los
momentos buenos que hemos vivido y aprender de los malos que queremos dejar
atrás pero que aún así son importante recordar.
Como dice esta canción:
“Dicen
que un mal momento te hace más fuerte y otros dicen que no importa, que ese
trago amargo pasará.
Sólo
necesitas de una sonrisa que pueda tu carga aligerar y con la frente en alto
caminar…”
Sonríe
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