Tal como decía el profesor
Utonio en las Chicas SuperPoderosas, para esta clase se necesitaba azúcar,
flores y muchos colores para crear la máscara perfecta (para ti).
Una vez que las máscaras que
hicimos hace un par de clases atrás, estuvieran totalmente secas, llegó la hora
de decorarlas, siendo las preguntas de esta vez: ¿cómo? ¿Qué le pongo para que
quede tal como la imagino?
Comenzó la clase, nos
reunimos en la sala Tomás Fierro de nuestra hermosa escuelita y nos sentamos en
grupos poniendo en la mesa todos los materiales que cada uno había traído, para
así poder reunir la mayor cantidad de decorativos para compartir.
En un principio, estaba
segura de que mi obra, sería de fondo negro con decoraciones plateadas con
morado, pero al llegar el momento de los “que hubo” terminé pintándola blanca y
haciéndole decoraciones en morado. Me
gustaba como estaba quedando, aunque seguía pensando que con fondo oscuro
resaltarían más las lentejuelas, así que me decidí y comencé a pintarla de
nuevo de negro con mucho cuidado para no manchar las lentejuelas que ya había
puesto. Al terminar la clase solo llevaba la mitad re-pintada.
Al ver cómo habían quedado
las de mis compañeros, quedé impresionada, ya que había de todo y todas muy
lindas. Algunos usaron temperas, otros
escarchas, algunos mezclaron pinturas, con papeles, decoraciones y hasta
lentejuelas. De verdad se veía la gran variedad de gustos que había dentro de
esa sala. Ninguna se parecía mayormente a otra, todas tenían su “no sé qué” que
la hacía especial.
Estábamos todos tan
concentrados en lo nuestro, que no nos dimos cuenta que la hora ya había
pasado, que el día estaba totalmente oscuro y con una lluvia tan fuerte que
azotaba nuestro patio, así que fue una aventura tratar de llegar a mi casa con
la máscara viva, ya que debía subirme al metro en horario “pick” y más encima
tratar de salvarla del agua que caía de las nubes.
Sabía que tenía que llevar
la máscara hecha en unas clases más, así que debía terminarla en algún momento.
No imaginaba qué hacerle a la otra parte de la cara, así que me demoré en
comenzar a terminarla, hasta que me decidí a hacerla como en un principio
quería. Me puse manos a la obra, ya que en la parte derecha estaba con fondo
negro y decoraciones en morado, la parte izquierda le puse lentejuelas
plateadas una al lado de la otra, procurando dejar la parte del ojo, para
decorarla en tonos dorados, al igual que la boca.
Después de un rato tenía mi
máscara terminada y con eso mi misión estaba casi cumplida, ahora simplemente
debía esperar que llegara la clase en que tenía que llevarla y procurar que llegue a salvo a
la universidad.
Sin darnos cuenta, en esta
actividad utilizamos toda nuestra creatividad, motricidad fina, paciencia y
perseverancia para poder realizar tal como queríamos nuestro trabajo. Todas
características que debemos desarrollar constantemente para poder ser unos muy
buenos terapeutas ocupacionales.
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